Respecto al nomadismo contemporáneo, existe un principal fundamento en ‘el Centro Comercial’. Las masas nómadas de la época contemporánea encuentran en este edifico costumbres y lenguas universales que hacen a la población sentir la comodidad del hogar, sin depender de la localidad de cada uno de estos centros de compras, formando una cultura externa a cualquier límite territorial, por lo que se habla de características extraterritoriales.
El
shopping cumple, entre otras funciones, con darle al turista un respiro de
tantas diferencias al hallarse en sitios extranjeros, sirviendo también como
punto de referencia universal. Los logotipos, siglas, etiquetas, son conocidas
indiscriminadamente en cada shopping alrededor del mundo, produciendo una
especie de nueva cultura dentro de la cual nadie podría sentirse excluido.
En un
ámbito social, los centros comerciales representan una especie de vía rápida a
una realidad más ventajosa para las poblaciones más pobres o de sectores
marginales. Proporcionándoles limpieza, seguridad, buenos servicios, y sin una
necesidad de permisos especiales.
Los
jóvenes se benefician en este ámbito por la amplia escenografía de elementos
mercantiles a su disposición, y por ser un espacio libre de referencias
urbanas, repleta de tendencias neoculturales que el mercado potencia junto a la
libre elección. Facilitando entre otras cosas, el acceso a nuevas y altas
tecnologías, que hoy en día definen la estética adolescente.
En
síntesis, los centros comerciales representan una especie de refugio en un
común de transitoriedad, dónde las ciudades se fracturan y se desintegran. El
shopping demuestra una realidad en que las instituciones no pueden mantenerse
estáticas, y por lo tanto, responden a un torrente de flujo mercantil.
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